El círculo roto, - Nada más no puedo con esas historias románticas lacrimógenas trazadas con la finalidad de apelar al sensiblería del espectador;

El círculo roto

Por Oscar Uriel - @oscaruriel

por PollTest 1688853249388564 

No hay nada que desestime más en el cine de género que un exacerbado melodrama romántico. 

Nada más no puedo con esas historias románticas lacrimógenas trazadas con la finalidad de apelar al sensiblería del espectador; sin embargo, muy de vez en cuando, surgen algunas cintas como El Círculo Roto en donde vale la pena olvidar, aunque sea por unas horas, cualquier escrúpulo que tengamos alrededor de este tipo de historias.

 Se trata de una cinta belga hablada totalmente en dialecto flamenco, un rompecabezas melodramático aderezado con un fuerte dosis de sonido musical country clásico en donde se nos narra la historia de Didier (Johan Heldenbergh) y Elise (Veerle Baetens), dos espíritus aparentemente libres, él es un vaquero involucrado en la interminable renovación de una granja, ella es una tatuadora profesional, hipsters en efervescencia que juntos también formarán parte de una banda bluegrass en ¿Bélgica? Las vidas independientes de los protagonistas se ven interrumpidas con la llegada de una hija prácticamente no planeada y con ella una enfermedad que simbolizará el infortunio y la adversidad en el cuento de hadas que se nos pretende narrar.

 El Círculo Roto podría leerse como una telenovela armada de forma no lineal en donde el espectador va montando el simple relato a ritmo de country y en donde las distintas canciones aluden a los estados de ánimo de los personajes centrales pero el buen gusto y osadía del director Felix Van Groenungen hacen que esta experiencia sea algo singular. 

En algún momento, El Círculo Roto me refirió a ese otra fábula moderna titulada Once (2006) de John Carney en donde la música irlandesa constituía el marco de un relato romántico urbano sin embargo esta historia todavía ahonda más en los elementos dramáticos de una tragedia romántica tal y como es el caso del retrato del descenso en la enfermedad de una pequeña ingenua quien padece cáncer. 

Reclamos, errores y recriminaciones se hacen presentes en la historia de Didier y Elise poniendo a prueba su carácter y el amor que se profesan. 

Evidentemente Van Groenungen (basándose en su propia obra teatral del mismo título) explota la secuencias en donde la hija es oprimida por los distintos tratamientos médicos o aquellas en donde los padres disimulan el dolor al escuchar los más recientes dictámenes médicos de la pequeña, escenas típicas de un melodrama contemporáneo pero aún así es la música original y la química entre los actores estelares lo que hacen que la misión salga a flote y se redima de su propia cursilería.

Es hacía el desenlace, cuando la historia toma un giro un tanto insospechado, cuando se esboza el clásico conflicto entre la voluntad divina y la ciencia, un cuestionamiento que pone a exámen el amor entre Didier y Elise y es precisamente en esta fracción, más austera que la primera mitad, en donde El Círculo Roto se transforma en un cuento de hadas para adultos, agridulce y melancólico, con una climática imagen que da fin a una tragedia moderna, una secuencia que permanecerá por mucho tiempo en nuestra mente. Nunca el bluegrass habría originado una melodía tan triste.

Definitivamente El Círculo Roto es mi recomendación cinematográfica para esta semana.

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